Los Remedios Herbales que si funcionan
60,000 años, si 60,000 años
de usar remedios. Esto es al menos lo que la evidencia arqueológica arroja acerca del uso de
las plantas medicinales, o de remedios para corregir o mantener nuestra salud. Yo insisto que
el tiempo es mucho mayor y que la evidencia de que otros seres vivos además del hombre usen
plantas medicinales nos indica que los remedios no son solo parte de nuestra herencia cultural
sino además evolucionaria.
Imaginemos la siguiente escena hace muchos, muchos años. Un infante con tos y flemas,
la mamá joven pregunta a la abuela que hacer, esta la lleva a recoger unas flores de
gordolobo del campo cercano, prepara una infusión y comienza a darle el té
al pequeño. La mejoría es notoria desde el primer día y a los dos o tres días el infante
esta de nuevo jugando con otros niños y totalmente recuperado. Este remedio o conocimiento
queda grabado en la mente de la mamá joven, mismo que pasará a toda mamá que encuentre
conflictuada por la misma situación y así a las generaciones venideras.
Los remedios de las abuelas han pasado por la fuerte experiencia de la práctica real y del
tiempo. La experiencia repetitiva a través de los años por generaciones actúa como un tamiz,
los remedios que no funcionan van dejándose al olvido, los que si funcionan van tomando
fuerza y se van extendiendo, no solo en el tiempo sino también geográficamente.
Esta es la simple explicación de porque hoy en día la ciencia basa sus investigaciones
en estas experiencias y el porque la gran mayoría de las veces el conocimiento ancestral
es simplemente validado a la luz de la nueva ciencia.
El problema con el que nos enfrentamos hoy en día es que el explosivo resurgimiento de
los remedios naturales ha hecho que más de un empresario sin escrúpulos exploten algunos
remedios exagerando sus beneficios o hasta inventando y mintiendo sobre las propiedades
de los mismos, lo cual además de afectar a los consumidores tiene también efectos negativos
sobre la confiabilidad de los remedios que realmente si funcionan.
Veamos a continuación algunos ejemplos de remedios que han sido validados por la ciencia moderna.
Gordolobo para la tos.
Las flores del gordolobo mexicano, Gnaphalium amplexicaule, cuyos principios activos
(saponinas, mucilagos y flavonoides) lo hacen un excelente remedio para combatir la tos
ha sido comparado por el Instituto Mexicano del Seguro Social contra un medicamento de
patente, el demextrofan, en un estudio controlado con más de 600 pacientes. En este estudio
el simple té de gordolobo demostró ser tan efectivo como el medicamento de patente.
Zapote Blanco para la presión arterial.
Las hojas del Zapote Blanco, Casimiroa edulis, utilizado desde antes de la conquista
para el control de la hipertensión, o alta presión arterial, contiene activos que lo hacen
un remedio ideal para este tipo de padecimiento ya que tiene efectos vasodilatadores,
diuréticos y relajantes. Ningún laboratorio del mundo podría haber inventado un
medicamento o remedio tan completo, sólo Dios en su Creación.
JENGIBRE para el mareo
Decián las abuelas que para el mareo, el vértigo y la nausea se tomará un té de raíz
de jengibre, Zyngiber officinalis, o simplemente se masticara un poco de la raíz pasando
posteriormente la saliva. Numerosos estudios recientes han corroborado esta práctica
incluso en las nauseas del embarazo sin riesgo para la madre o su hijo. Existen incluso
3 estudios clínicos realizados con un total de 1577 pacientes comparando al jengibre
con un medicamento de patente. Los resultados demostraron un efecto igual o mejor de
la raíz de jengibre que la Dramamina como profilacticos para el mareo provocado por movimiento.
El té de Guayaba para la diarrea.
Las hojas de la Guayaba, Psydium guajaba, ampliamente utilizadas por la población mexicana
para contrarrestar las diarreas han sido también estudiadas por la ciencia moderna
encontrando que efectivamente inhibe el peristaltismo reduciendo significativamente el
tránsito intestinal. Se ha detectado también la actividad antibiótica del té de hojas
de guayaba contra la Shigella disenteriae, Escherichia coli, Salmonella tiphy,
Staphylococcus aureus, Proteus mirabilis y Candida albicans.
La corteza de Cuachalalate para las ulceras digestivas y la gastritis.
Uno de los remedios más populares en México para combatir las úlceras digestivas y
la gastritis es el té de corteza de Cuachalalate, Amphypteringium adstringens. En
laboratorio se ha comprobado, en experimentos con ratas, el efecto antiulcerogástrico
del extracto acuoso (té) de la corteza de cuachalalate. Un triterpeno aislado de la
corteza de cuachalalate presentó una acción antiulcerígena en ratas por vía oral,
igual o mejor a la efectuada por la emetidina y la atropina.
La Bisvirinda para las amibas.
La Bisvirinda, Castela texana, un remedio popular para la disentería amebiana, llamó
la atención de los médicos desde mediados del siglo XIX, y la literatura reporta numerosos
estudios comprobando su efectividad. Un estudio clínico realizado en un hospital de Morelia
Michoacán con pacientes diagnosticados con amebiasis severa demostró la total efectividad y
seguridad de la tintura de bisvirinda para tratar la disentería amebiana. Se aisló un
principio activo del grupo de los simarubólidos.
La miel de maguey, sólo un grado para que sea carne.
La miel obtenida del aguamiel de maguey, tan apreciada por los campesinos e incluso
considerada por los Aztecas como una bebida sagrada, regalo de los dioses, ha sido
también ampliamente estudiada. Asombrosamente la composición de la misma presenta 18
aminoácidos, de los 20 que contiene la carne, es rica en inulina o fibra soluble y
en minerales y vitaminas, lo que la coloca como uno de los alimentos más prometedores
como nutraceutico (alimento mejorante de la salud), ya que tiene el potencial por su
contenido nutricional de mejorar la función cerebral, el rendimiento físico, reducir
el colesterol, evitar el estreñimiento y la inflamación intestinal entre muchas otras
propiedades.
Estos son sólo algunos. Ejemplos de muchos otros remedios que la ciencia ha demostrado que realmente funcionan,
muchos otros ya han sido validados y muchos otros esperan su validación a la luz de la
ciencia moderna.
Autor: Biol. M.C. Mauricio González Ferrara
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